BIOGRAFÍA

MARCELINO BAÑALES – PINTOR, ESCULTOR Y POETA

Escribía M. A. Marrodán:

«Si Zierbena tuvo un pintor también lo ganó Gallarta».

Marcelino Bañales Tajada nació en el barrio de Kardeo de Zierbena en 1942, aunque creció en el barrio de La Cuesta. Dejando un camino trazado, dibujó una senda que mucha gente, incluso aún sin saberlo, pisamos todos los días. Muchos niños aprendieron a pintar con él, también mayores, y todos sabemos que al final  de esa senda que él nos marcó está el gusto por el arte y por las cosas hechas con cariño.

Marcelino Bañales (segundo por la izquierda en la fila inferior), junto con unos compañeros de estudios (mediados de la década de 1950).

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En 1956 comienza estudios de dibujo y pintura en diversos centros libres, después del bachiller. Durante 1960 realiza pintura y dibujo del natural. En el año 1964 pinta en diversos lugares de la Pení­nsula: Madrid, Pontevedra, Cádiz, Lisboa, etc. con el pintor Natxo Urrutia. Un año después viaja a Brest (Francia), donde frecuenta los grupos culturales y artísticos de esta ciudad. Concurre en 1966 al Certamen Nacional de Pintura en Madrid y en 1967 al Certamen Nacional de Pintura Salón celebrado en Barakaldo. Trabaja con el grupo S.A.S. compuesto, entre otros, por Will Faber, Nadia Berva, Molinero Cardenal y Ulises Blanco reproduciendo a los clásicos en 1968. Un año más tarde está presente en el Certamen Nacional de Pintura de Valladolid y de nuevo en el Certamen Nacional de Pintura Salón de Barakaldo.

Realiza su primera exposición individual en la Galería C.A.M. de Vitoria-Gasteiz en 1970. Le siguen la realizada en la Galería Besaya de Santander en 1971, en la Galerí­a Rembrandt de Bilbao en 1972, la muestra «El pequeño formato» en la misma galerí­a, «Pintores vascos» en la Galerí­a Windsor de Bilbao y está presente en el «1er. Certamen de Pintura Vasca», en la Galería Besaya de Santander.

En 1974 ingresa en la empresa Babcock & Wilcox, donde pudo encontrar el ambiente más idóneo para desarrollar su iniciativa artística. Ahí fue donde supo rodearse de un grupo humano con el que compartir sus experiencias y donde aportó un dinamismo tan formidable como su personalidad. Ese mismo año es finalista en el Certamen Nacional de Pintura Arte-Sport, realiza una exposición individual en la Galerí­a Windsor de Bilbao y toma parte en la colectiva «Pro libertad de expresión», con Ibarrola, Iñaki Bilbao y Dionisio Blanco, entre otros, en Barakaldo. Está presente también en el Certamen Nacional en el Museo de Bellas Artes de Bilbao. En 1975 expone en la colectiva «Gran Muestra de Pintura Vasca», en la Galería Windsor de Bilbao y un año más tarde lo hace individualmente en la misma galería bajo el tí­tulo «Homenaje a un pueblo minero. Gallarta». Pinta en el valle del Baztan (Navarra) con un grupo de artistas (Apezetxea, Erentxun, Ana Marí­n, Rezola, Fidalgo, Etxarte y Arizmendi) que trabaja en equipo el paisaje baztanés y muestran «Paisajes de Baztan», en el Ayuntamiento de Elizondo (Navarra) el año 1976. El mismo año participa en «Pintores de las minas» en la Kultur-Etxea de Portugalete. El año 1977 realiza tres grandes murales para el Ayuntamiento de Abanto-Zierbena, representando escenas de trabajo en homenaje a los hombres de su pueblo en la mina, el mar y el campo. Dentro de este mismo marco, expone junto con Ismael Fidalgo en la Galería Windsor de Bilbao, «Dos pintores de las minas», en 1978. Está presente en la exposición colectiva «La naturaleza en la pintura vasca» con Arteta, Vázquez Díaz, Garcí­a, Barrena, Pelayo, Olaortua, Largacha, Fidalgo y Pérez Diez entre otros, en la Galerí­a Kandinsky de Madrid y realiza un mural para la Ikastola Etorkizuna de Gallarta. El siguiente año participa en la IV Bienal de Pintura Bilbao e ilustra el libro «El canto del Urogallo» del poeta Juan Prieto.

Será en 1980 cuando realice una exposición antológica «(1970-1980) De las minas a Baztan» en la Galerí­a Okendo de Mondragón.

En 1981 crea el taller de expresión plástica Marrazkia en Gallarta y prepara un elaborado programa sobre la importancia de esta actividad en la formación integral de la infancia.

Según Juan José Zárraga:

«Bañales tenía muy clara la necesidad de formar a los jóvenes en las disciplinas artísticas. Él y una serie de gente de su entorno decidieron poner en marcha el taller. Mediante rifas, aportaciones y alguna subvención se consiguió adquirir un horno para cocer la cerámica. El taller era totalmente autogestionado por Bañales y sus colaboradores, y ninguno de ellos percibía ningún ingreso por su actividad. El taller se ubicaba en un local de propiedad municipal, y el Ayuntamiento aportaba una pequeña subvención anual. Además de la actividad de pintura, se comenzó a trabajar con barro, ya que Bañales opinaba que los jóvenes utilizaban poco las manos y que era importante que tuvieran ese contacto con el barro».

Expone individualmente en la Casa de Cultura de Sestao y en la Galería Windsor de Bilbao. Con motivo de la inauguración de la Casa de Cultura de Ortuella expone un año más tarde de forma colectiva con Sánchez Garcí­a, Momoitio, Etxarte, Fidalgo y Ciordia, así­ como en la muestra «Pintura vasca actual» en el Aula de Cultura de Getxo. Expone además en la Sala de Cultura de Trapagaran y realiza un mural para el frontón de Gallarta donde representa una escena de juego de pelota a mano y otro para el Instituto Dolores Ibarruri de Abanto-Zierbena, representando un paisaje fabril. En 1983 su obra está representada en colectiva de pintura vasca en Elizondo (Navarra) y en «Artistas del Baztan» con Ciga, Echandi, Etxenike, Montes, Apezetxea, Rezola, Ana Marín, Arizmendi y Fidalgo, en los pabellones de la Ciudadela de Pamplona. En 1984 participa junto con Fidalgo, Zalbidea e Iñaki Bilbao en la exposición «Pintores de la Margen Izquierda», en la Galerí­a Zazpi de Barakaldo y muestra la individual «Las minas y el Baztan», en la Galería Arteta de Bilbao.

Fue uno de los principales impulsores del los certámenes de pintura y poesía que se comenzaron a realizar en el municipio de Abanto y Ciérvana en la década de 1980.

En 1986 publica su primer y único libro de poemas, «Vivencias de un año bisiesto».

Falleció el 25 de diciembre de 1990.

Marcelino Bañales hace entrega de una obra tras un campeonato de bolos celebrado el año 1984 en Sanfuentes (Abanto y Ciervana).

Marcelino Bañales pintado del natural junto a sus amigos Ismael Fidalgo y Angel Aja, en el barrio de La Arboleda (Trapagaran).

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Diploma expedido por una Asociación Cultural de Japón en reconocimiento de una obra de Marcelino Bañales.

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Marcelino Bañales junto a unos amigos en la plaza del barrio de La Cuesta de Zierbena a comienzos de la década de 1980.

Según Xabier Sáenz de Gorbea:

«Su lenguaje es sencillo y directo, como los fines en los que se asienta. Parte de la tradición paisajista vasca y se enriquece también con las lecciones aportadas por el largo camino de los ismos. Bañales saca conclusiones del pasado a fin de enriquecer la impronta de su personalidad. Le interesa recoger los momentos cambiantes que la luz otorga al entorno cercano. Para ello selecciona unos paisajes en los que están muy presentes las huellas de su humanización y explotación. Tras introducir algunas expresivas malformaciones se preocupa al final de proceso por dar calidades texturales a la superficie. Trabaja el barniz como una pasta que deja sus señales sobre el soporte, cuyo embadurnamiento no sólo oculta levemente sino que como espejo brilla y refleja el entorno, aportando una concienzuda confusión visual como aquello que revela la representación».

Según Itziar Asensio:

“Además de su pueblo, captó la realidad y los paisajes de otros lugares, destacando entre otros ellos el Valle del Baztan. Es allí donde Bañales encuentra nuevas posibilidades de expresión y donde la fuerza de la naturaleza navarra se convierte en su mejor fuente de inspiración y trabajo. Le permite cultivar la pintura al natural, tan de su gusto, y reflejar su estado emocional a través de vivos contornos y una paleta más clara con la finalidad de captar los efectos de la luz. Sus bodegones adquieren gran vigor, transformando la frialdad y quietud propia de los mismos en algo espontáneo, natural, y en definitiva muy agradable. Los grabados, dibujos, y esculturas, completan la producción de Marce en el ámbito de las Bellas Artes. Pero su quehacer diario fue más allá y en su constante búsqueda de nuevos medios de transmisión se topó con la poesía y con la enseñanza de sus conocimientos artísticos, que tantas alegrías le dieron. Toda esta abundante creación hace posible que Marce Bañales sea considerado como un auténtico hombre de cultura».

Ante el mural de grandes dimensiones que Bañales pintó como retablo de la Ermita de La Arena (Zierbena) que refleja el escenario del naufragio de un pesquero en el cual recuerda y homenajea a la memoria de su infancia, Mario Ángel Marrodán, le dedicó ésta décima como pintor del mar:

«Linaje de pescadores
bajo la huella marina
a Zierbena se adivina
en un puerto de colores.
Puesto que obras son amores…
gente que ofrenda pescado,
escenas de iluminado
que en gallardo desafío
con un corazón bravío
Bañales nos ha pintado»

Según Luis de Castresana:

”Bañales es un pintor verdadero. Y esa verdad de su pintura late de manera inconfundible en cuanto pinta: viejas vagonetas de mineral, rincones humildes y entrañables de Gallarta, figuras que van del bodegón al trabajo de los barrenadores… Esa misma verdad la encontramos también en otros cuadros suyos, sensibles y delicados, de un inteligente y armonioso “cerebralismo”, donde el artista se adentra en caminos e investigaciones de texturas, de ritmo y de efectos de luz».

El mismo Marcelino Bañales, con motivo de la exposición en 1981 dedicada a la Margen Izquierda, Zona Minera y Encartaciones, decía lo siguiente:

“Los testimonios cada día más numerosos, nos hacen llegar a la conclusión de que el arte, era en sus orígenes, una magia, una ayuda mágica para dominar un mundo real pero inexplorado y misterioso. Se combinaban en forma clara la religión, la ciencia y el arte. Esta función mágica del arte, ha desaparecido progresivamente. Su función actual consiste en clarificar las relaciones sociales cada vez más opacas, en ayudar a los hombres a conocer y modificar la realidad social. Una sociedad altamente compleja con sus relaciones múltiples y sus contradicciones sociales, no puede representarse ya con un mito. En esta sociedad que exige un conocimiento preciso y una ciencia general de todos sus aspectos, será cada día más necesario quebrar las formas rígidas de las épocas anteriores en que todavía operaba el elemento mágico y llegar a estructuras más abiertas. Uno de los elementos del arte, puede predominar en un momento determinado, según la etapa de la sociedad a que se haya llegado; a veces el elemento mágicamente sugestivo, a veces el racional, a veces la intuición fantástica, a veces el deseo de agudizar la percepción. Pero tanto el arte si alivia como si desvela, tanto si ensombrece como si ilumina, nunca se limitará a una mera descripción de la realidad. Su función consiste siempre en incitar al hombre, el permitir al “yo” identificarse con la vida del otro y apropiarse de lo que no es, pero puede llegar a ser.

Es indudable que la función esencial del arte no consiste en “hacer magia”, sino el ilustrar y estimular la acción; pero también lo es, nunca podrá eliminarse del todo un “componente mágico” en el arte, pues sin éste elemento de su naturaleza original, el arte deja de ser arte.

El arte es necesario para que el hombre pueda conocer y cambiar el mundo.

En esta exposición, está representado el trabajo que he realizado en los últimos dos años. Es una recopilación de paisajes y bodegones testimoniales del entorno en que he nacido y vivo.

Tiene un significado sentimental y plástico muy importante para mí, ya que se trata de una zona que siempre ha estado marginada social y culturalmente. Se puede denominar como Encartaciones Mineras, y comprende toda la Margen Izquierda de la Ría de Bilbao con sus fábricas, sus poblados obreros, claro ejemplo de desastre urbanístico y la zona de los montes mineros, con el contraste multicolor de las montañas vascas, arañadas y removidas por la fuerza de las máquinas. En ésta última zona, existen lugares verdaderamente bellos, al encontrarse en estado natural. Es la parte de comprende los Municipios de Sopuerta y Galdames.

Explicar mi pintura, me resulta casi imposible, ya que creo que la mejor forma de comunicación, es el propio cuadro.

Espero que mi obra sea testimonio de mi entorno, y tenga algún poder de comunicación con los espectadores».

Según Mario Ángel Marrodán:

“El oficio poético de un pintor, es decir, el oficio del alma de un pintor que poetiza, nos muestra las pinceladas de su lira entre las luces del alba. Sus poemas, tan entrecortados para bien de la continuidad de la poesía, son pinceladas impresionistas trasladadas a la métrica libre o al verso puro, noble y sentimental. Sus poemas revelan sinceridad y honradez. La cuartilla ha sustituido a la paleta como por arte de magia, aunque no como género menor en él, sino como vía de escape de una manifestación aparecida desde su hondo adentro. Con ello Bañales se ha convertido en el liróforo de sus propios sentires para cantarlos una vez puesto el corazón a punto. Bañales me ha transportado al mundo imaginario que no sé si es el irreal, pero allí he paladeado sus versos, cada uno de ellos de tonalidades tan profundas y tan líricas que su lectura se ha convertido en un ejercicio de deleite».

Según Ángel Aja:

«Marcelino Bañales era un artista de otra época, que bien pudo haber sido un artista del Renacimiento por su carácter multidisciplinar, ya que tocaba todos los palos enfocando éstos al mundo del arte».

«Descubrió el arte de la mano de la pintura, en plena juventud, por eso era pintor sobre todo. En cuanto supo asimilar las primeras lecciones básicas de aprendizaje Marcelino se convirtió en un pintor autodidacta, le interesaba más descubrir por si mismo las entrañas de la materia y del color que estudiarlo académicamente. Le interesó más el otear los paisajes de su propia zona por sí mismo, que recurrir a academicismos impuestos».

«Ya desde el principio y durante toda su carrera como artista, se le veía que los lienzos se le quedaban pequeños. En sus cuadros se nota claramente su visión muralista. Empezando por la composición donde a veces introducía el propio paisaje apretado, elevado y compacto (nunca amontonado porque tenía gracia y respiraba, no lo ahogaba), como si tuviera la necesidad de meter todo su pueblo en un pañuelo, subiendo los montes, comprimiendo las casas,…».

«En el color era puramente impresionista. Jamás se dejó llevar por el realismo conceptual general, sino que buscaba mas los sentimientos y emociones que sentía dando paseos con sus amigos por los atardeceres de Pobeña, por las mañanas del Puerto o los días grises de cielos dramáticos que tanto le atraían».

«Todo esto hasta que, como digo, se le hicieron pequeños los lienzos. Entonces encontró en los murales un lugar más adecuado en cuanto al tamaño y allí fue donde respiró, donde pudo dar rienda suelta a todo aquello que llevaba en la cabeza y que no le cabía en ningún lienzo. Así fue como llenó todo su pueblo con sus murales. El frontón, el Ayuntamiento, la ikastola, la ermita, el cercano pueblo de Santurtzi, las empresas de la zona y hasta en la calle, puesto que si le pedían que colaborara en cualquier campaña o suceso no dudaba en atender a sus amistades de la forma que él sabía».

«Oleos rojos de mineral en Gallarta , azules marinas de Pobeña, el paisaje verde del Baztán, amarillos viñedos en la Rioja o el gris plomizo de la Ría que junto a sus bodegones tan personales, completan una obra pictórica de calidad, expuesta en innumerables ocasiones y lugares, acompañadas de esculturas de fuerte rasgo y entrañables poesías, que jamás dejaron impasible al espectador y menos aún a los que le conocimos, que como siempre solemos decir, llevamos una pincelada tuya en el corazón».

Escultura en honor de Marcelino Bañales, erigida en el barrio de La Cuesta de Zierbena.

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LUGARES DONDE ESTÁ REPRESENTADA SU OBRA

  • Museo Nacional de arte contemporáneo (Madrid).
  • Museo de arte moderno (Managua).
  • Museo de pintura vasca (México).
  • Pinacoteca de la BBK (Bilbao).
  • Ayuntamiento de Abanto y Zierbena (Bizkaia).
  • Ayuntamiento de Santurtzi (Bizkaia).
  • Ayuntamiento de Muskiz (Bizkaia).
  • Frontón de Gallarta (Bizkaia).
  • Pinacoteca de la Babcock Wilcox.
  • Ermita de la playa de La Arena-Zierbena (Bizkaia).
  • Ikastola Etorkizuna de Abanto y Zierbena (Bizkaia).
  • Instituto Dolores Ibarruri (Gallarta).
  • Taller ocupacional Gallarreta (Abanto-Zierbena).
  • Colecciones particulares y Pinacotecas de Europa y América.

EXPOSICIONES INDIVIDUALES Y COLECTIVAS

  • 1967 – Salón Nacional (Barakaldo).
  • 1969 – Salón del Estío (Barakaldo).
  • 1969 – Certamen Nacional (Valladolid).
  • 1970 – Galería C.A.M. (Vitoria-Gasteiz).
  • 1971 – «1er. Certamen de Pintura Vasca – Galería Besaya (Santander).
  • 1972 – «El pequeño formato» – Galería Rembrandt (Madrid).
  • 1972 – «Pintores Vascos» – Galería Windsor (Bilbao).
  • 1973 – Galería Rembrandt (Bilbao).
  • 1974 –  Galería Windsor (Bilbao).
  • 1975 – «Gran Muestra de la pintura vasca» – Galería Windsor (Bilbao).
  • 1975 – Museo San Telmo (San Sebastian).
  • 1976 – «Homenaje a un pueblo minero. Gallarta» – Galería Windsor (Bilbao).
  • 1976 – «Paisajes de Baztán» – Ayuntamiento de Elizondo (Navarra).
  • 1976 – «Pintores de las minas» – Kultur Etxea (Portugalete).
  • 1978 – «Dos pintores de las minas» – Galería Windsor (Bilbao).
  • 1978 – «La naturaleza de la pintura vasca» – Galería Kandinsky (Madrid).
  • 1980 – «De las minas al Baztán» – Galería Okendo (Mondragón).
  • 1981 – Casa de Cultura (Sestao).
  • 1981 – Galería Windsor (Bilbao).
  • 1982 – Galería Windsor (Bilbao).
  • 1982 – Casa de Cultura (Ortuella).
  • 1983 – Elizondo (Navarra).
  • 1983 – «Artistas del Baztan» – Ciudadela de Pamplona (Navarra).
  • 1984 – «Pintores de la Margen Izquierda» – Galeria Zazpi (Barakaldo).
  • 1985 – “Las minas y el Baztan” – Galería Arteta (Bilbao).
  • 1985 – Murales en Trápaga y La Arena, exposición grupo “Marraskia”.
  • 1986 – Galería Arteta (Bilbao).
  • 1987 – Galería Arteta (Bilbao).
  • 1988 – Galería Arteta (Bilbao).
  • 1989 – Museo Cívico de Osaka (Japón).
  • 1989 – Aachen Gallery (Madrid).
  • 1989 – Galería Arteta (Bilbao).
  • 1990 – Exposición Monográfica “La Ría de Bilbao”, Galería Arteta (Bilbao).
  • 1990 – “Centenario de la primera huelga minera” (Casa de Cultura de Muskiz).
  • 1991 – Exposición colectiva “Pintores de Babcock Wilcox”.
  • 1991 – Ayuntamiento de Zierbena.
  • 1993 – Museo El Minero (Abanto-Zierbena).
  • 2013 – «La firma invitada» – Museo Rialia (Portugalete).
  • 2015 – «Fidalgo y Bañales, dos pintores por los caminos de hierro» – Museo de La Minería del Pais Vasco.